20+20+20+20 no es igual a 80

No tenía idea, la París de 1848, que entre sus tierras vería nacer a aquel hombre de ciencia, que lograría concluir su estudio empírico con una simple proporción, la cual permanece con apariencia inerte y acción protagónica a nuestro lado, en cada momento de la vida.

Tampoco sabía la Venezuela de hoy, que aquel Ítalo-Francés, sería capaz de legarle unas cuantas explicaciones a la realidad que hoy le abruma, que hoy le acosa.

La regla 80/20, -decía Vilfredo Pareto, bajo el principio que hoy lleva su apellido-, nos enseña que el 80% de los efectos son producidos por el 20% de las causas, y tales manifestaciones se presentan en la cotidianidad, sin exclusión de ámbito alguno. Tan es así, que en un escenario comercial, el 20% de tus clientes son los responsables del 80% de tus ventas, también el 20% de ellos generará el 80% de tus inconvenientes; sin olvidar, que es el 20% de tu tiempo, el que realmente aporta crecimiento a tu negocio.

El 80% de la riqueza total del planeta pertenece al 20% de sus pobladores, siendo aplicable la misma relación a la posesión de sus tierras. De igual forma, fracciones del 20% de un pueblo manejan el 80% de su poder político, y de su poder económico.

Piensa por un minuto en los problemas que afectan tu vida, la de tu familia, la de tu comunidad y la de nuestro país. En ocasiones, cuatro de ellos se deben a una sola decisión personal o política desacertada, arrojando la misma proporción 80/20, si le asignamos a cada problema un valor nominal equivalente a veinte. Si se siembra impunidad, por ejemplo, florecerá el árbol de la corrupción, la criminalidad, la injusticia y la reincidencia.

Naturalmente, la infalibilidad de este principio requiere la adaptación de sus valores numéricos, pues estos podrían variar según cada caso en particular, correspondiendo a 70/30, 85/15, 90/10, entre otros. Sin embargo, su esencia va encaminada a demostrar el poder que tienen moderados esfuerzos para lograr importantes resultados; de manera, que debemos alertar nuestros sentidos, y aprovechar en otros aspectos la energía de todo el tiempo restante y de las acciones no conducentes a los resultados esperados.

Impulsarías enormemente ese país modelo, si juntaras cívica y mancomunadamente ese 20% de tu esfuerzo palpable cuando tengas desperdicios en la mano y no encuentres papelera, cuando te haya tocado liderar la cola con el semáforo en rojo, cuando sea momento de declarar y pagar los impuestos, cuando puedas elegir entre ceder o no el paso, cuando te toque reclamar por tus derechos y cuando te toque ser el reclamado, cuando sea época de elecciones y debas elegir entre quedarte y votar o viajar y criticar, cuando vivas aquí pero también me gustaría que cumplas con tu 20% si te tocara salir.

Si nos esforzamos, quizás algún día podamos ser capaces de compartir la playa y un buen libro con algún ciudadano anglosajón, sin aturdirlo mientras el lee solo con nuestra bulla y el reggaetón.

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