Lágrimas en tricolor

Lagrimas tricolor

Ningún llanto se secará mientras que su causa originadora permanezca activa, y a pesar de que el tiempo fermente las lágrimas sobre algún buró, en el suelo de Maiquetía o encima de cualquier zona asfaltada de la arteria vial, éstas mantendrán intacto su tricolor nacional.

Hoy fue General Motors Company pero mañana podrías ser tú o yo, o incluso ambos. La confiscación no fue intimidante “per se”, considerando que intentaba herir susceptibilidades institucionales con repercusión sobre individualidades del tren directivo; sin embargo, no fue del todo así, pues la empresa seguirá siendo empresa aunque no preste su tradición en suelo criollo, y los directivos serán, sin duda, movidos a otras latitudes para hacer lo mismo que saben hacer, o bien se adaptarán a otras funciones corporativas dentro del territorio nacional. Lo verdaderamente irreparable, sin duda, es el daño colateral causado a casi 3000 trabajadores, quienes ahora se estrenan en el desempleo, arrastrando a sus familiares hacia el abismo del desconsuelo y la frustración, donde aún sin ingresos, las necesidades siguen corriendo y se abomban con la inflación.

Ayer, entre varios, hubo uno de origen portugués a quien le arrebataron su puesto de trabajo e inversión, sin que le preguntasen cuán encariñado estaba con los clientes, o sobre las historias de cada elemento que dotaba a su panadería de vasta tradición. Anteayer, por su parte, fue uno de procedencia china, masacrado y hallado muerto en El Callao, debido a una “finta” en la que todos caímos, respecto a la circulación indecisa de unos billetes de 100; corriendo, el ciudadano asiático, con la misma suerte de otro transeúnte y hasta de una mujer –relataba la prensa-, en estado de gravidez; todos ellos en los alrededores de ese mismo lugar, del cual, por cierto, su denominación solo me recordaba que ya casi arribaba a La Gran Sabana, o bien me animaba a entonarle –con mucha desafinación-, a la misma “Woman” de “Un Solo pueblo” y también de “Juan Luis”.

Tiempo atrás, y hasta la actualidad, han sido uno a uno los caídos de cada protesta nacional, en la que perjuros uniformados arrebatan las vidas o permiten les sea arrebatada a cada héroe luchador; brotándose, desde entonces, en cada familiar, amigo y doliente paisano, sendas lágrimas en tricolor; las cuales no se detendrán mientras exista la anarquía, reine el odio promovido y persistan los ataques entre hermanos de una misma nación; acumulándose, junto a las otras, como facturas con cobro a destino, y donde ya los shows distractores y tampoco las fintas sirven para desviar la atención, siendo tan abundante el daño causado y tan escaso el inventario para llenar el estómago y mitigar el dolor.

Zaki Banna / @ZakiBanna

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